El WELL Building Standard™ (WELL) proporciona directrices que minimizan la interrupción del sistema circadiano del cuerpo, mejoran la productividad, apoyan la buena calidad del sueño y proporcionan una agudeza visual adecuada.

ANTECEDENTES

La luz es una forma visible de radiación electromagnética, delimitada en el espectro por la radiación ultravioleta en longitudes de onda más pequeñas y la infrarroja en longitudes de onda más grandes. Los códigos y directrices de iluminación actuales proporcionan recomendaciones de iluminancia para diferentes tipos de salas, derivadas de los requisitos de iluminación habituales para las actividades típicas por sala. Estas normas, creadas por grupos técnicos como la Illuminating Engineering Society (IES), garantizan una buena agudeza visual en diversas tareas para evitar la fatiga visual y minimizar las pérdidas de productividad y los dolores de cabeza.

La luz entra en el ojo y choca con los fotorreceptores de la retina: bastones, conos y células ganglionares de la retina intrínsecamente fotosensibles (ipRGC). Todas estas células absorben la luz y la envían como información en forma de señales electroquímicas a diferentes partes del cerebro. Los bastones facilitan la visión periférica y la visión en condiciones de poca luz, con una sensibilidad máxima a la luz verde-azul (498 nm). Los conos facilitan la visión diurna y la percepción de los colores, y la sensibilidad máxima para la sensación de luminosidad con este sistema se produce con la luz verde-amarilla (555 nm).

Además de facilitar la visión, la luz influye en el cuerpo humano de forma no visual. Los seres humanos y los animales tienen relojes internos que sincronizan las funciones fisiológicas en un ciclo de aproximadamente 24 horas llamado ritmo circadiano. El cuerpo responde a una serie de zeitgebers, es decir, señales externas que alinean las funciones fisiológicas con el día solar en este ciclo. La luz es el más importante de estos zeitgebers, ya que mantiene sincronizados los relojes internos del cuerpo en un proceso conocido como fotoentrenamiento circadiano.

Las ipRGC son fundamentales para el sistema circadiano, ya que envían información a varias partes del cerebro para desencadenar reacciones en el cuerpo. Estas células muestran una sensibilidad máxima a la luz azul turquesa (≈480 nm). En particular, las ipRGC proyectan información a una parte específica del cerebro llamada núcleo supraquiasmático para hacerle saber la hora del día en función de la luz recibida, y este reloj principal actúa entonces como un oscilador para sincronizar igualmente los relojes de los tejidos y órganos periféricos.

Múltiples procesos fisiológicos -incluidos los relacionados con el estado de alerta, la digestión y el sueño- están regulados en parte por la variación e interacción de las hormonas que participan en este ciclo. La consideración de la exposición a la luz es especialmente significativa si se tiene en cuenta el papel que ésta desempeña en el sueño, y dado que el Instituto de Medicina informa de que entre 50 y 70 millones de adultos estadounidenses padecen un trastorno crónico del sueño o de la vigilia. Además, estos trastornos y la privación crónica del sueño se asocian a un mayor riesgo de ciertas morbilidades, como la diabetes, la obesidad, la depresión, el infarto de miocardio, la hipertensión y el ictus.

Toda la luz -no sólo la solar- puede contribuir al fotoentrenamiento circadiano. Dado que las personas pasan la mayor parte del día despiertas en el interior, una iluminación insuficiente o un diseño de iluminación inadecuado pueden provocar un desvío de la fase circadiana, especialmente si se combina con una exposición inadecuada a la luz por la noche.

Los seres humanos son continuamente sensibles a la luz y, en circunstancias normales, la exposición a la luz a última hora de la noche o a primera hora de la mañana hará que nuestros ritmos se adelanten (avance de fase), mientras que la exposición a última hora de la tarde o a primera hora de la noche hará que nuestros ritmos se retrasen (retraso de fase). Para mantener unos ritmos circadianos óptimos y correctamente sincronizados, el cuerpo necesita periodos tanto de luminosidad como de oscuridad.

La iluminación es un elemento enormemente importante del diseño de edificios sostenibles. Consideramos que el “diseño sostenible” incluye la consideración de la ergonomía, la salud humana y la comodidad, además del consumo de energía.

Disminuir el consumo de energía también pueden hacer que tu vida sea más saludable.

Aprovecha al máximo la luz natural

Las CFL y la iluminación de bajo consumo LED están muy bien, pero ¿por qué utilizar la luz artificial cuando todos tenemos acceso a una fuente de luz gratuita, brillante y renovable en el cielo? Por supuesto, necesitamos luz artificial para funcionar por la noche, pero si nuestras casas estuvieran bien concebidas y diseñadas en primer lugar, todos tendríamos acceso a copiosas cantidades de luz natural a través de ventanas bien colocadas, tragaluces y paneles de pared translúcidos. Incluso sin claraboyas ni ventanales, los arquitectos pueden hacer que la luz se refleje en lo más profundo de un espacio interior mediante el diseño y la colocación estratégicos de las ventanas.

Si todos tuviéramos fuentes de luz natural adecuadas, gastaríamos mucho menos en nuestras facturas de energía y llevaríamos una vida más feliz y saludable (y más ajustada al ritmo circadiano).

Saber de iluminación, nos hará mejores integradores.

En Tecso queremos ser tu socio de negocios en componentes y servicios para mercados audiovisuales. Escríbenos a info@global.tecsolatin.com o visita www.tecso.com.mx

¿Qué Opinas?